
¿Qué ocurrirá en la fabricación en 2023? Estas son las predicciones de Theo Saville, cofundador y CEO de CloudNC, publicadas originalmente en MCADCafe:
1. El mecanizado empieza a ser más sencillo
Uno de los grandes retos de la industria manufacturera es lo difícil que resulta hacer algo.
No me refiero sólo a retos como encontrar proveedores fiables, abastecerse de materiales y personal con experiencia y garantizar que las entregas lleguen a tiempo, por difíciles que sean. Cuando era estudiante, la primera vez que me senté delante de una máquina CNC -la minifábrica que impulsa gran parte del mundo de la fabricación- no podía creer lo difícil y poco intuitivo que era utilizarla. De hecho, si sentaras al 99,99% de la población delante de una y le pidieras que la programara, no tendría ni idea de por dónde empezar, a diferencia de algo como la impresión 3D, con la que es mucho más fácil empezar.
En 2023, esto empezará a cambiar. Nuestra empresa, CloudNC, introducirá un nuevo software que automatizará gran parte del proceso de programación de una máquina CNC para producir un componente, y lo licenciará a través de socios tecnológicos a programadores CAM de todo el mundo.
Aunque no prevemos que nuestra tecnología sustituya al experto en el proceso, sí esperamos que haga gran parte del trabajo pesado por él, liberándole para tareas más difíciles en las que su experiencia tenga más impacto. Y a medida que esta tecnología mejore y se perfeccione, será capaz de hacer cada vez más, permitiendo que algunos componentes se produzcan con un solo clic de ratón, en lugar de cinco horas (o más) de tiempo de diseño.
2. Crece el déficit de cualificación en la industria manufacturera, pero la tecnología nos ayuda a compensarlo
¿Por qué es importante? Porque el talento es ya una grave limitación en el sector manufacturero, y el problema se está agravando. En un mundo digital, la industria manufacturera es una industria de la vieja escuela en la que el progreso depende de la experiencia adquirida tras años de trabajo con herramientas y máquinas, y eso no atrae como antes a los jóvenes que buscan una carrera profesional.
Las cifras del sector lo reflejan claramente: el talento está envejeciendo. La mitad de los trabajadores actuales del sector se jubilarán en los próximos 15 años, y sus sustitutos no aparecen por ninguna parte, lo que crea un enorme vacío de conocimientos, todo ello mientras crece la demanda de componentes manufacturados en todo el mundo.
Por eso son tan importantes las nuevas tecnologías: permiten a los fabricantes colmar la brecha de cualificaciones. Si los expertos se jubilan y no son sustituidos, tenemos que permitir que los trabajadores menos cualificados puedan hacer el mismo trabajo, mientras aprenden a ser mejores.
Con soluciones que mejoren el proceso de producción -ya sea facilitando la programación de las máquinas, organizando las fábricas para que trabajen de forma más eficiente y fiable, o cualquier otra cosa que ayude a un sector en dificultades a hacer más con menos- podemos ayudar a los sectores manufactureros a evitar el estancamiento y el declive que de otro modo se produciría.
3. La deslocalización se acelera
¿Qué pasaría si redujéramos las diferencias de cualificación? Entonces todo es posible, incluido el renacimiento de la fabricación nacional en países como Estados Unidos y el Reino Unido.
Si se consigue que la fabricación sea más rentable gracias a la tecnología y que los nuevos trabajadores puedan rendir a un nivel similar al de los que tienen más experiencia, se resuelven muchos de los escollos que impiden a gobiernos y empresas alcanzar una ambición cada vez más apremiante: asegurar sus cadenas de suministro y acercar la producción a casa.
Esa ha sido una ambición de las empresas con visión de futuro durante algún tiempo. Empresas como Patagonia se han centrado en lograr una menor huella de carbono y una cadena de suministro más ajustada, y las generaciones más jóvenes de consumidores han aceptado su planteamiento. Pero con el reciente aumento de la tensión geopolítica -desde el conflicto en Ucrania, la pandemia del Covid-19 y la crisis del coste de la vida en todas partes-, los beneficios de producir más cerca de casa ahora no son sólo medioambientales, sino también políticos.
Pero el obstáculo a la deslocalización siempre ha sido el coste. Por mucho que nos gustaría abastecernos de proveedores locales, apoyando el empleo nacional y salvando el planeta en el proceso, es difícil para una empresa hacerlo cuando un proveedor del otro lado del mundo ofrece los mismos componentes por una fracción del precio.
Pero al ayudar a los fabricantes a ser más eficientes y fiables mediante aplicaciones inteligentes de la tecnología, empezamos a crear situaciones en las que sí tiene sentido acercar cada vez más el trabajo a casa. En la propia fábrica de CloudNC en Chelmsford, ya estamos fabricando componentes para empresas que solían subcontratar su fabricación en China, pero que hoy se están dando cuenta de que vuelve a tener sentido recurrir a proveedores nacionales.
Aunque no debemos exagerar -la tecnología no hará que los sectores manufactureros del mundo occidental repunten de la noche a la mañana-, creo que en 2023 veremos algunos brotes verdes de recuperación, espoleados por las nuevas tecnologías, que en los años venideros darán muchos frutos. Y si estoy en lo cierto, eso es algo que todos debemos celebrar.